Grand Canyon Synod of the ELCA

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Earth Day statement from Bishop Eaton

Throughout Scripture, God promises to restore God's people to health and wholeness, a promise that includes the renewal of all creation. This promise is depicted dramatically in the final pages of the book of Revelation as a grand vision of a new heaven and a new earth. The earth and its inhabitants are weary and uncertain, battered by plagues and death, wars and destruction. But God is still there, persistent and faithful. At the last, God reveals a renewed heaven and an earth permeated by the presence of God, transformed from pain to be a place of healing and wholeness for all things. The 2021 Earth Day theme, "Restore Our Earth," reminds us of this vision and the holy work God entrusts to us — of seeking the well-being of creation as inseparable from the wholeness of humankind.  

In the past year the world received a jolt from its collision with the COVID-19 pandemic, which laid bare persistent racial disparities in health care access and outcomes in our nation. The U.S. Centers for Disease Control and Prevention (CDC) noted the disproportionate impact (increased hospitalizations and deaths) of the pandemic on some racial and ethnic minority groups. The CDC found that "inequities in the social determinants of health, such as poverty and healthcare access, affecting these groups are interrelated and influence a wide range of health and quality-of-life outcomes and risks."  

The racial reckonings of 2020 illuminate how the legacies of slavery, the Doctrine of Discovery and colonization continue to diminish life for people and creation. The glaring inequities exposed through the pandemic are being intensified by the global impacts of climate change. The final 2020 update of the National Oceanic and Atmospheric Administration's (NOAA) National Centers for Environmental Information (NCEI) found last year to be one of historical extremes. There were 22 separate billion-dollar weather and climate disasters across the United States, which shattered the previous annual record of 16 events in 2011 and 2017. All these disasters disproportionately affected people of color and the most vulnerable populations. We are one people and one earth in need of restoration.  

Repenting the sin of racism and repenting our destruction of creation should happen together. Because God gave humans the vocation to be stewards of the earth, we proclaim that, for Christians, care of the earth is not an "environmental cause." Instead, it is central to our holy calling to treasure the earth and care for it as our home, fully integrating creation care into our love of God, neighbor and all in the environment. Recalling the good earth and our call to be stewards of creation in hope and faith, we know our recovery from the pall of 2020 will, in many ways, be a transition to a new way of life.  

Dear church, we can "testify to the good news of God's grace" (Acts 20:24), which empowers us to move forward. We know that healing is possible — for the planet and for our communities. We are not too late. The time is now. To us, God is calling; through us, God wants to work a miracle; through our finite and inadequate efforts, God can and will bring about "a new heaven and a new earth." God provides us with diverse gifts as protectors and guardians of creation. We affirm, therefore, the many stewards of the land who have been and are conserving the good earth that the Lord has given us.  

As stewards of creation, we have many ways to lovingly serve the earth:  

Envisioning a world that is just, sustainable and resilient, we, as Lutherans, heed God's call and take concrete steps to repair inequities and wealth divides locally, nationally and globally. A framework built on hope and connecting climate to economic and racial justice is essential to our reimagining of communities as resilient and inclusive, void of poverty and leaving no one behind. 

 In Christ,

The Rev. Elizabeth A. Eaton
Presiding Bishop
Evangelical Lutheran Church in America

A lo largo de las Escrituras, Dios promete restaurar la salud y la plenitud del pueblo de Dios, promesa que incluye la renovación de toda la creación. Esta promesa es descrita de manera dramática en las páginas finales del libro de Apocalipsis como una gran visión de nuevo cielo y nueva tierra. La tierra y sus habitantes están cansados e inseguros, golpeados por plagas y muerte, guerras y destrucción. Pero Dios sigue ahí, persistente y fiel. Por fin, Dios revela un cielo renovado y una tierra impregnada de la presencia de Dios, transformada del dolor para ser un lugar de sanación y plenitud para todas las cosas. El tema del Día de la Tierra de 2021, “Restaurar nuestra Tierra”, nos recuerda esta visión y la santa obra que Dios nos confía: procurar el bienestar de la creación como elemento inseparable de la plenitud de la humanidad.

El año pasado el mundo recibió una sacudida por su colisión con la pandemia del COVID-19, la cual puso al descubierto las persistentes disparidades raciales en el acceso y los resultados de la atención médica en nuestra nación. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos señalaron el impacto desproporcionado (aumento de hospitalizaciones y muertes) de la pandemia en algunos grupos raciales y étnicos minoritarios. Los CDC encontraron que “las desigualdades en los determinantes sociales de la salud —como la pobreza y el acceso a la atención médica— que afectan a estos grupos están interrelacionadas e influyen en una amplia gama de resultados y riesgos para la salud y la calidad de vida”.

Los juicios raciales de 2020 ilustran la manera en que los legados de la esclavitud, la Doctrina del Descubrimiento y la colonización continúan mermando la vida de las personas y la creación. Las evidentes desigualdades expuestas a través de la pandemia están siendo intensificadas por los impactos globales del cambio climático. La última actualización de 2020 de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y de los Centros Nacionales de Información Ambiental (NCEI) encontró que el año pasado fue un año de extremos históricos. Hubo 22 desastres metereológicos y climáticos separados, de un costo de miles de millones de dólares en todo Estados Unidos, lo que rompió el récord anual anterior de 16 eventos en 2011 y 2017. Todos estos desastres afectaron desproporcionadamente a las personas de color y a las poblaciones más vulnerables. Somos un solo pueblo y una tierra necesitada de restauración.

El arrepentimiento del pecado del racismo y el arrepentimiento de nuestra destrucción de la creación deben ocurrir a la vez. Debido a que Dios dio a los seres humanos la vocación de ser mayordomos de la tierra, proclamamos que, para los cristianos, el cuidado de la tierra no es una “causa ambiental”. En vez de eso, para nuestro santo llamamiento es fundamental que atesoremos la tierra y la cuidemos como nuestro hogar, integrando completamente el cuidado de la creación con nuestro amor por Dios, el prójimo y todo lo que hay en el medio ambiente. Al recuperar la buena tierra y nuestro llamado a ser administradores de la creación con esperanza y fe, sabemos que nuestra recuperación del paño mortuorio de 2020 será, en muchos sentidos, una transición a una nueva forma de vida. 

Querida iglesia, podemos “dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24), que nos empodera para seguir adelante. Sabemos que es posible la sanación para el planeta y para nuestras comunidades. No es demasiado tarde. Ahora es el momento. Para nosotros, Dios está llamando; a través de nosotros, Dios quiere obrar un milagro; a través de nuestros esfuerzos finitos e inadecuados, Dios puede y hará “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Dios nos da diversos dones como protectores y guardianes de la creación. Afirmamos, por lo tanto, a los muchos administradores de la tierra que han sido y están conservando la buena tierra que el Señor nos ha dado.

Como administradores de la creación, tenemos muchas maneras de servir con amor a la tierra:

  • Estudiar y utilizar los recursos de la ELCA “El cuidado de la creación”, incluidos el video y las guías de estudio y acción que contienen información sobre la iniciativa Creation Care Ambassadors [Embajadores del cuidado de la creación].

  • Leer la historia de restauración de la creación de los luteranos “5 Ways to Celebrate Earth Day as Church Together but Apart” [Cinco maneras de celebrar el Día de la Tierra juntos como iglesia pero por separado].

  • Aceptar el reto No Plastics for Lent [Sin plásticos en la Cuaresma] de los Jóvenes Adultos de la ELCA en esta temporada de Pascua.  

  • Participar en una limpieza local (con el distanciamiento adecuado) si así lo permiten las autoridades locales, o participar en la iniciativa científica ciudadana Earth Challenge 2020 [Reto de la Tierra 2020], la cual enfoca la contaminación plástica y el aire limpio.

  • Unirse al socio ecuménico de la ELCA Creation Justice Ministries [Ministerio de Justicia a la Creación] en la promoción, educación y oración. 

  • Participar en Faith and Frontline Call to Action: Good Trouble for Justice [Llamado a la Acción a las Comunidades de Fe y de Primera Línea: Buen Problema por la Justicia] el 19 de abril, una consulta auspiciada por la ELCA que enfoca la migración climática, la seguridad alimentaria y la transición justa. Este evento reúne a personas de fe en este momento decisivo, y pide la inclusión de las voces, ideas y experiencia de comunidades de primera línea y de fe junto con políticos de carrera y otros para abordar e implementar soluciones climáticas.

Al visualizar un mundo justo, sostenible y resiliente, nosotros, como luteranos, atendemos el llamado de Dios y tomamos medidas concretas para reparar las desigualdades y las divisiones de riqueza a nivel local, nacional y mundial. Un marco basado en la esperanza y que conecta el clima con la justicia económica y racial es esencial para nuestra reinvención de comunidades que son resilientes e inclusivas, sin pobreza, y donde nadie se queda atrás.

En Cristo,

La Rvda. Elizabeth A. Eaton
Obispa Presidente
Iglesia Evangélica Luterana en América